Sergio y Gustavo en una charla imperdible sobre la Posguerra y sus consecuencias. Mundo Noticias Podcast, Temporada 1, Capítulo 5.
Sergio y Gustavo no se conocían en el 82, pero al hablar con ellos nos queda claro que eso no es lo importante. Lo importante es el respeto mutuo. Uno le dice al otro que lo que vivió durante el conflicto fue significativo y único. Uno dice “lo mío no fue nada comparado con lo tuyo”, y viceversa. Es absolutamente asombroso observar esto. La mutua admiración. El sentir que lo que le pasó al otro fue “más fuerte y más importante” para decirlo de alguna manera.
Y esto no pasa solamente entre ellos dos. Lo he observado a lo largo de los años. La admiración por el compañero. Y esto tiene mucho que ver con esa construcción que se ha producido durante la posguerra, cuando se empezaron a juntar en los Centros de Veteranos, o de Ex Soldados Combatientes de Malvinas, como prefieren llamarse. En esos Centros no se encontraron con los compañeros del servicio militar, se encontraron con otros que estuvieron en otros destinos, en otras armas, pero que los unía la región en la que vivían, o la localidad, o el pueblo, y lo vivido durante la Guerra.
Y así empezaron a escuchar al otro, al igual, que vivió algo parecido y diferente a la vez, porque cada vivencia es única y propia, pero que ayudó a construir una historia colectiva, esa historia que no está en los libros todavía porque es demasiado reciente y extremadamente significativa para todos, para ellos, para sus familias.
Publicidad
No tenían ni tienen aún, las herramientas suficientes para hacer frente a esa multitud de conflictos, de problemáticas, que van de lo personal a lo colectivo. Pero les hacen frente como pueden, cómo les sale, muchas veces a los ponchazos. Pero lo importante es que les hacen frente. Y a partir de esas situaciones nacieron los reclamos, la necesidad de golpear puertas.
Aunque Sergio y Gustavo son conscientes que ellos han tenido un gran soporte y mucha contención desde sus hogares, asumen que muchos no han contado con esa ventaja pero esa unión, esa unidad de la que hemos estado hablando, los hace enfrentar muchas situaciones que no son propias pero que de alguna manera lo son. Porque las hacen propias. Y es a través de los Centros que realizan acciones de acompañamiento, de sostén, de terapia. Canalizan todas esas cuestiones a través de muchas acciones. Y la solidaridad es una de las más importantes. Están siempre atentos a las necesidades de cada comunidad, desde ayudar a pintar una escuela a reunir alimentos para hacer frente a inundaciones, o salir con la cocina de campaña a darle de comer a personas que tienen necesidades, muchas veces exponiendo hasta su propia salud, como fue durante la pandemia.
En fin, siguen dando y reciben poco a cambio. Y no se trata de dinero. Se trata de que ellos sientan el respeto y la comprensión de la sociedad, del Estado. No en un acto conmemorativo el 2 de Abril, o sentir la pena que nosotros, el resto de los ciudadanos, podamos sentir al conocer sus historias. Ellos quieren sentir ese reconocimiento que se merecen como hacedores de estas historias. Y no por ellos mismos, sino por sus compañeros, y sobre todo, por los que “quedaron allá” en ese rincón de nuestra Patria que fueron a defender. Los 632 que no tuvieron la “suerte” de volver y los más de 1.000 que dejaron la vida por mano propia desde el 82, quizás porque no encontraron esa contención de la que hablábamos o porque el Estado nunca estuvo presente adecuadamente a lo largo de cada día durante estos 42 años.
Muchos aún sufren estrés postraumático de guerra o tienen problemas de salud como consecuencia de lo vivido, pero nunca sabremos fehacientemente ni podremos construir estadísticas porque nunca se llevaron registros, simplemente porque a lo largo de estos 42 años nadie, desde el Estado, se preocupó en hacer un relevamiento de su salud física o psicológica. Y como en muchas situaciones nos manejamos con supuestos.
El punto es tomar conciencia de estas cuestiones, y construir desde nosotros, de los individuos independientes que formamos parte de esta sociedad, una realidad diferente, un futuro diferente. No sólo por ellos, sino también por cada uno de nosotros. Para que a futuro Malvinas no sea solamente un acto escolar o una fecha conmemorativa o feriado en el calendario. Para que Malvinas sea el disparador para reconstruir la memoria colectiva, la conciencia, la empatía social y entender de una vez por todas que como ellos, los veteranos de Malvinas, somos en función de los otros, porque nuestros “otros” son el vecino de al lado, el que nos atiende en alguna oficina, el compañero de trabajo o de estudios. Ellos, los que siguen sobreviviendo a Malvinas, nos enseñan a ser solidarios y empáticos. Nos enseñan a despojarnos del individualismo para construir un inmenso “nosotros”. Y para esto sólo tenemos que aprender a escuchar y a ver, a entender, y a partir de ellos reconstruir el concepto de sociedad que queremos. Y esa es la mejor forma de reconocerlos, de valorarlos. Es una manera de Malvinizar.